Friday, October 06, 2006



Presentación de Las Puertas del Paraíso a cargo del escritor bilbaíno Juan Bas

Cuando mi buen amigo Julio Murillo me pidió que le hiciera la presentación en mi ciudad de esta novela, Las puertas del paraíso, pensé, luego he comprobado que con gratuidad, que se trataría de otra novela histórica o pseudo histórica de las que tanto abundan. Pero me une a Julio nuestra tintinofilia a machamartillo, el amor por el cine y la literatura y sobre todo el sentido de la lealtad entre amigos. Así que no dudé en decirle que sí, aun antes de leer el libro.
La sorpresa tras leer Las puertas del paraíso ha sido muy grata. Julio ha escrito una excelente novela, de argumento apasionante y con un ritmo sostenido que no flaquea durante las cuatrocientas páginas de la obra, lo cual es muy meritorio y difícil de conseguir. Yo diría que no se trata de una novela histórica, sino de misterio, de crímenes, en un marco de época: la Florencia del siglo XV, en pleno Renacimiento y anterior al descubrimiento de América. Es más una novela negra heterodoxa, un thriller, incluso con un sentido o un aire de novela victoriana en la administración narrativa de los cruentos asesinatos, y en los entresijos de la investigación de sus personajes protagonistas, unos peculiares detectives.
La elección de este marco histórico renacentista brinda a Julio desarrollar su novela en un ambiente lleno de misterios, de disimulos e impostaciones, de poder, de su lado oscuro manejado con hilos invisibles y terribles en contraposición con la luz y el arte que brota por todas partes en la Florencia renacentista. Y algo que me gusta mucho de la novela es que Julio no se deja llevar por su conocimiento histórico de la época y la ciudad. En todo momento, Julio Murillo sirve a la historia que cuenta y no se deja ahogar por un despliegue de erudición histórica y artística con la que sin duda cuenta. Es un libro culto sin cultismos: la erudición no empaña la trama.
Los protagonistas son una pareja de viajeros, Bernard Villiers, francés y médico, y Nikos Pagadakis, griego y filósofo. Por un lado, son los investigadores, una suerte de Holmes y Watson, respectivamente, y por otro, y esto también me gusta mucho, representan la luz de la razón, de la ciencia y del pensamiento libre en una época en que los detentadores del oscurantismo luchan por no perder su dominio sobre el pueblo ignorante ejercido a través de las supercherías religiosas, de la ortodoxia y del dogma incontestable. Uno de los pesos pesados de la historia con minúscula y con mayúscula es el fascinante Cósimo de Médicis, banquero, intrigante y vengativo, uno de los hombres más ricos y poderosos de Europa y terrible enemigo de sus enemigos.
Los frecuentes diálogos en la novela, que dan por un lado frescura y cercanía de los personajes, y por otro revelan la profundidad de los mismos, están conseguidos, son muy buenos.
Además de los citados, desfilan también por la novela, y son importantes para las tramas de la misma, otros personajes históricos reales, como Marsilio Ficino, que completa con los protagonistas el triángulo de pensamiento crítico, el mítico Renato de Anjou, que fue compañero de armas de Juana de Arco o san Antonino de Florencia, por citar algunos.
Para concluir por mi parte: Las puertas del paraíso es una sólida novela, con empaque, brillante como una película en tecnicolor y profunda como el corte a degüello del asesino. Una novela negra fronteriza que se nutre y articula con buenos elementos del género: el ejercicio del poder sin escrúpulos, la corrupción, el crimen, la venganza y los secretos inconfesables del pasado, ese pasado que vuelve siempre con la misma fuerza que emplea el verdugo para cortar la cabeza del condenado.

Feria del Libro de Bilbao • Junio de 2006

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